Muy buenos días,
Volvemos a la carga con la segunda parte de la historia.
Contaba hace unos días, el cambio que le había dado al blog, que había finalizado la residencia y había recibido la primera llamada, el primer salto al mundo laboral. Ahora...¡Continuamos!
Antes de que todo esto ocurriera, antes de partir al primer y único (de momento) destino de mi vida matronil, no quiero dejar pasar ni obviar lo más mínimo la pesadilla más tremenda de la historia de la humanidad enfermeril, que es la siguiente: proceder a "echar la bolsa", o las bolsas más bien, si decides abrir tus puertas lo máximo posible. Es una locura, así tal cual, en negrita, subrayado y por poco, en mayúsculas. Como ya sabéis, cada bolsa puntúa diferente, solicitan los méritos de forma diferente, algunos lo llevan todo online, otros presencial o enviándolo por oficinas de registro oficiales (por supuesto, cada vez que quieras hacer un trámite, pierde varios días en rellenar mil veces lo mismo en cada página y gástate dinero en las copias que quieras mandar). Todos lo sabemos o lo medio intuimos, pero cuando te toca hacerlo encima "a lo exprés" porque están todos acechando por conseguir un trabajo, y claro está, no te quieres quedar la última pues...Se vive como un proceso estresante. Deseando estoy de que llegue el día en que las bolsas sanitarias se unifiquen y que con rellenar una única bolsa (mejor online), enviar una sola copia de títulos y diplomas (o mandarlas también online), y pagar una sola tasa sea suficiente. Ésa última parte es la más divertida, en algunas bolsas hay que pagar, si señores, dar dinero para tener la oportunidad de que te llamen para hacer tu trabajo, para el que ya has pagado bastante para formarte, sabiendo que lo más probable es que después de todo ni te llamen (hecho verídico). Dicho así suena tan ridículo que no se ni como lo consentimos. En cualquier caso, aunque ahora piense que lo mal que lo pasé haciendo todo eso no me sirvió de mucho, espero que en algún momento pueda dar algún fruto, y si no, lo único que me consuela es pensar que no estaba para mi y que lo mejor está por venir.
Llegamos pues a mi primer trabajo. Con ilusión, nervios, miedo y cansancio, empezamos la aventura que resultó ser bastante desagradable en general. En primer lugar encontrar vivienda nos pareció un infierno, nadie hacía contratos de piso para poco tiempo, pedían cosas que no podíamos entregar en esos momentos, vamos, que estuvimos a punto de tener que volvernos porque no teníamos donde ir. Al final justo el día antes de entrar a trabajar pudimos conseguir un pisillo que no estaba en muy buen estado y además no era nada barato (aunque ya nos bastaba con que estuviera un poco por encima de vivir bajo un puente). Por otro lado, el contrato era de matrona para atención primaria en la consulta, iba a estar rotando por algunos centros de la ciudad para cubrir vacaciones de varias matronas. Esto es lo que yo sabía, pero al parecer me contaron la verdad a medias. Cuando me pasaron mi horario, vi que tenía dos días en un centro, otros 3 días en otro, una semana en otro... a veces tenía que estar en días alternos en diferentes sitios, estando la mayoría de ellos lejos de casa. Quien dice lejos, dice a 1 hora en coche por carreteras de montaña, a 40 minutos en otro pueblo en dirección contraria, al día siguiente a 30 minutos en coche por la ciudad... Verano caótico sería un buen título, porque para más inri se sumaba que en cada centro tenía que trabajar de una manera distinta, sobre todo a nivel administrativo, aunque también a nivel de adaptarme a cómo trabajaba la matrona a la que sustituía, por lo que en casi ningún sitio podía trabajar cómodamente según lo que yo creo que es mejor, y por supuesto, según lo que la evidencia nos dice. Finalmente, "todo pasa y todo llega", el periodo del contrato de verano terminó, y ahora me encuentro con un contrato de 10 días en paritorio, 2 días sueltos en la planta de obstetricia (estando en el último turno me ofrecen quedarme un día más para cubrir otro hueco), llamadas el mismo día para que me incorpore a hacer la noche, etc.
Ésta es mi vida ahora, estar pendiente a "la llamada", con la preocupación constante de si me volverán a llamar o no, si con los días que me den tendré suficiente para los gastos del mes, de qué servicio me llamarán ahora, volver a adaptarme a sitios diferentes una y otra vez, pensando en que si después de todo no tendré que coger de nuevo el camino de vuelta... De vuelta a casa claro. En definitiva, ser siempre la nueva, la que viene para dos días, "para qué me voy a poner a enseñarle cómo va todo si se va a ir" (palabras textuales) estar y no estar al mismo tiempo, otra marioneta más del sistema, que aguanta lo que le echen porque, hasta ahora no ha tenido el suficiente valor de mandarlo todo bien lejos (o mejor dicho irse aún más lejos), y salir a buscarse la vida allá donde, si bien todo no será perfecto, los sueños se puedan hacer realidad, allá donde existe menos ansia de tropiezo por parte de los dirigentes; donde podamos hallar una vida digna como la que TODOS merecemos.
Más allá de querer reflejar un post triste, quiero reflejar una crítica—en ocasiones constructiva—. A pesar de todo, no olvidéis disfrutar de lo que hacéis cada día sin importar las circunstancias que os rodeen. Disfrutad y valorad los pequeños detalles, porque es de lo poco que os vais a llevar bueno a casa tras los días duros. Luchad por lo vuestro, por lo que os merecéis y nunca dejéis de soñar. Un futuro mejor es posible, entre todos lo podemos construir estoy segura, y si no nos lo permiten, no olvidéis que tenéis unas hermosas alas para volar bien alto, y bien lejos.
Buena semana a todos, ¡un abrazo compañer@s!
Volvemos a la carga con la segunda parte de la historia.
Contaba hace unos días, el cambio que le había dado al blog, que había finalizado la residencia y había recibido la primera llamada, el primer salto al mundo laboral. Ahora...¡Continuamos!
Antes de que todo esto ocurriera, antes de partir al primer y único (de momento) destino de mi vida matronil, no quiero dejar pasar ni obviar lo más mínimo la pesadilla más tremenda de la historia de la humanidad enfermeril, que es la siguiente: proceder a "echar la bolsa", o las bolsas más bien, si decides abrir tus puertas lo máximo posible. Es una locura, así tal cual, en negrita, subrayado y por poco, en mayúsculas. Como ya sabéis, cada bolsa puntúa diferente, solicitan los méritos de forma diferente, algunos lo llevan todo online, otros presencial o enviándolo por oficinas de registro oficiales (por supuesto, cada vez que quieras hacer un trámite, pierde varios días en rellenar mil veces lo mismo en cada página y gástate dinero en las copias que quieras mandar). Todos lo sabemos o lo medio intuimos, pero cuando te toca hacerlo encima "a lo exprés" porque están todos acechando por conseguir un trabajo, y claro está, no te quieres quedar la última pues...Se vive como un proceso estresante. Deseando estoy de que llegue el día en que las bolsas sanitarias se unifiquen y que con rellenar una única bolsa (mejor online), enviar una sola copia de títulos y diplomas (o mandarlas también online), y pagar una sola tasa sea suficiente. Ésa última parte es la más divertida, en algunas bolsas hay que pagar, si señores, dar dinero para tener la oportunidad de que te llamen para hacer tu trabajo, para el que ya has pagado bastante para formarte, sabiendo que lo más probable es que después de todo ni te llamen (hecho verídico). Dicho así suena tan ridículo que no se ni como lo consentimos. En cualquier caso, aunque ahora piense que lo mal que lo pasé haciendo todo eso no me sirvió de mucho, espero que en algún momento pueda dar algún fruto, y si no, lo único que me consuela es pensar que no estaba para mi y que lo mejor está por venir.
Llegamos pues a mi primer trabajo. Con ilusión, nervios, miedo y cansancio, empezamos la aventura que resultó ser bastante desagradable en general. En primer lugar encontrar vivienda nos pareció un infierno, nadie hacía contratos de piso para poco tiempo, pedían cosas que no podíamos entregar en esos momentos, vamos, que estuvimos a punto de tener que volvernos porque no teníamos donde ir. Al final justo el día antes de entrar a trabajar pudimos conseguir un pisillo que no estaba en muy buen estado y además no era nada barato (aunque ya nos bastaba con que estuviera un poco por encima de vivir bajo un puente). Por otro lado, el contrato era de matrona para atención primaria en la consulta, iba a estar rotando por algunos centros de la ciudad para cubrir vacaciones de varias matronas. Esto es lo que yo sabía, pero al parecer me contaron la verdad a medias. Cuando me pasaron mi horario, vi que tenía dos días en un centro, otros 3 días en otro, una semana en otro... a veces tenía que estar en días alternos en diferentes sitios, estando la mayoría de ellos lejos de casa. Quien dice lejos, dice a 1 hora en coche por carreteras de montaña, a 40 minutos en otro pueblo en dirección contraria, al día siguiente a 30 minutos en coche por la ciudad... Verano caótico sería un buen título, porque para más inri se sumaba que en cada centro tenía que trabajar de una manera distinta, sobre todo a nivel administrativo, aunque también a nivel de adaptarme a cómo trabajaba la matrona a la que sustituía, por lo que en casi ningún sitio podía trabajar cómodamente según lo que yo creo que es mejor, y por supuesto, según lo que la evidencia nos dice. Finalmente, "todo pasa y todo llega", el periodo del contrato de verano terminó, y ahora me encuentro con un contrato de 10 días en paritorio, 2 días sueltos en la planta de obstetricia (estando en el último turno me ofrecen quedarme un día más para cubrir otro hueco), llamadas el mismo día para que me incorpore a hacer la noche, etc.
Ésta es mi vida ahora, estar pendiente a "la llamada", con la preocupación constante de si me volverán a llamar o no, si con los días que me den tendré suficiente para los gastos del mes, de qué servicio me llamarán ahora, volver a adaptarme a sitios diferentes una y otra vez, pensando en que si después de todo no tendré que coger de nuevo el camino de vuelta... De vuelta a casa claro. En definitiva, ser siempre la nueva, la que viene para dos días, "para qué me voy a poner a enseñarle cómo va todo si se va a ir" (palabras textuales) estar y no estar al mismo tiempo, otra marioneta más del sistema, que aguanta lo que le echen porque, hasta ahora no ha tenido el suficiente valor de mandarlo todo bien lejos (o mejor dicho irse aún más lejos), y salir a buscarse la vida allá donde, si bien todo no será perfecto, los sueños se puedan hacer realidad, allá donde existe menos ansia de tropiezo por parte de los dirigentes; donde podamos hallar una vida digna como la que TODOS merecemos.
Más allá de querer reflejar un post triste, quiero reflejar una crítica—en ocasiones constructiva—. A pesar de todo, no olvidéis disfrutar de lo que hacéis cada día sin importar las circunstancias que os rodeen. Disfrutad y valorad los pequeños detalles, porque es de lo poco que os vais a llevar bueno a casa tras los días duros. Luchad por lo vuestro, por lo que os merecéis y nunca dejéis de soñar. Un futuro mejor es posible, entre todos lo podemos construir estoy segura, y si no nos lo permiten, no olvidéis que tenéis unas hermosas alas para volar bien alto, y bien lejos.
Buena semana a todos, ¡un abrazo compañer@s!
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